2/10/2021

AUGUSTO PANIAGUA: DESPEDIDA EN ABRIL (POEMAS)

 Puede ser una imagen de Augusto Paniagua Pineda

Augusto Paniagua es un poeta citadino, dibujante erótico y conocedor de la mística ambiental dada a su formación de ingeniero forestal. Hace poco ha publicado su opera prima titulada : "Despedida en Abril". (Libro de poemas), de una belleza tan simple como algente, que nos invita a una "oración" o comunión hablando, con lo que no se puede hablar, amar, sin amar, y a conocer, sin ser sabios. Su estilo poético es un mundo en aparición, así como cuando el sol aparece, o aparece un amigo. 

 

 


                      EQUIPAJE.

 

Aquí la lengua que forja mis canciones

Y los libros con vocablos consentidos.

Aquí los campesinos con sus hijos

Y las tierras en las que labran sus destinos. 

 

Aquí los gorriones, las gaviotas, los turpiales

Pechirrojos, soledades y tucanes

Cigüeñas, avestruces, gansos emigrantes

Todas las aves del mundo se juntan

Con ligero vuelo y colorido plumaje.

Aquí los viajes de la nostalgia

Se perfilan como las rutas preferidas,

Visiones provenientes del pasado

Flotan sobre olas diamantinas. 

 

Aquí la luz con su espada combativa

Y la luna que celebra la muerte de los días. 

 

Aquí las personas que siempre amo

Con ellas soy libre y conquisto lo sagrado,

Altares con esencias y los más sublimes ramos. 

 

Aquí la muerte se confía de su triunfo

Noctámbula como el insomnio

Ella crece con reservas de mi vida

Que en fúnebre silencio a sus puertas dejo.

Aquí las fiestas, las iras, las comedias,

Sufrimientos, alegrías excesos y desagravios. 

 

Aquí el oro, platino, carbón o plata,

El gneiss, los esquistos o las dioritas

Aguamarinas, jaspes o grafitos,

Piedras preciosas todas,

las brillantes y las de opaco precio.

Aquí mis pies y mis manos

Todos mis órganos y la lúnula

Que hace poco la descubro

sobre los dedos con los que abrazo. 

 

Aquí las torres majestuosas

y los puentes de asfalto, metales o madera,

las iglesias con sus relojes y campanas

que redoblan sus llamativos sones.

Aquí las semillas y las hojas,

Los colores de los tallos,

las formas de raíces y copas

Los olores y exudados provenientes de los árboles.

Aquí todos los elementos naturales.

 

El agua, el fuego, los vientos y relámpagos, minerales,

Y con ellos también los elementos artificiales

Que nos brindan comodidad: la electricidad,

El teléfono, los trenes, cohetes y globos,

Barcos, vehículos, la enjuta bicicleta y los aviones.

Aquí los planetas junto al astro mayor

Y Plutón, aunque por su reducido tamaño

Haya sido excluido del grupo de los nueve;

galaxias y nebulosas.

 

Vengan aquí junto con el agujero negro.

Aquí los neutrones y los quántum

Y yo, una trillonésima parte o menos de la luz universal.

Todas las partículas juntas con sus formas diversas

Yo las acojo y así mi equipaje irá seguro

Con las riquezas dadas para hacer de esta vida

Simplemente una estrella

que hace parte del inmenso celeste

y consume lentamente su energía. 

 

(Augusto Paniagua, Medellín-2009)

LUNES DE POESÍA: RAÚL HENAO. POR JUAN MANUEL ROCA.

 

 

LUNES DE POESÍA.

 
RAÚL HENAO, ENTRE EL CARNAVAL Y LA CUARESMA (Cali, 1944)
 
Con Raúl Henao nos volvemos a encontrar con uno de esos poetas que quiebran la tradición local de tintes costumbristas y de venias a España. Él se inserta en una más alta tradición, que en el resto de América Latina tuvo más interés que en Colombia: el surrealismo.
Este movimiento que cambió de manera radical la visión del arte y que fundó una formidable utopía desde la segunda década del siglo XX en Francia y Europa en general, apenas asomaría su sol de manera pálida en nuestro medio, pues ni siquiera Luis Vidales, al que equivocadamente el crítico Andrés Holguín señala como surrealista, lo era en verdad.
Esos acentos -para algunos tardíos- se los debemos en buena parte al reconocimiento que de esa estética hicieran poetas como Fernando Charry Lara y, solo más tarde y de manera más explícita con el festejo que le brindaran algunos de los poetas nadaístas. 
 
Raúl Henao se inserta sin dudas en ese vértigo extraordinario y libérrimo. Si a un poeta colombiano le cabe bien, repito, como anillo al dedo, esa profesión de fe en ese credo, es a este autor de cerca de diez libros, una obra considerable y sin igual que se inició en 1973 con “Combate del carnaval y la cuaresma”, un libro que circuló entre pequeños grupos de amigos y lectores.
En un texto-prólogo de Pablo Montoya a la reedición de “Sol negro”, éste afirma: “quienes estaban cansados de la retóricas tipleras, del nihilismo de viñeta nadaísta y las trovas de los arrieros entendieron la nueva voz. Y supieron que un camino más estético y audaz, más peligroso y profundo, era posible entre nosotros”.
 
Tuve el privilegio de acompañar, al tiempo con el primer libro de José Manuel Arango, el festejo de “Combate del carnaval y la cuaresma” (1973). No entraré a discutir con quienes dicen que su mejor libro es “El virrey de los espejos” (1996). Pero sí quiero señalar por que me resulta emblemático su primer libro. Y para esto vuelvo a mirar el cuadro del pintor flamenco Brueghel el viejo, que le dio título a su ópera prima.
 
En el espléndido óleo de Brueghel hay una escena ruidosa –es asombroso cómo pudo hacer un cuadro que proyecta los sonidos del mundo-, en el que, entre tantas figuras sorprendentes y tan abigarrados grupos humanos, hay dos construcciones en sus extremos.
 
Al costado izquierdo del óleo pintado sobre tabla hay una especie de taberna –la noche medieval siempre acogió a los tabernícolas, a los hombres de las tabernas- o una especie de burdel para el goce del cuerpo, y al extremo derecho una iglesia sin duda para el recogimiento y la oración.Es un fresco de las batallas entre el paganismo y la cristiandad.
 
Entre lo propio del carnaval -el festejo y la risa- y lo propio de la cuaresma, la devoción, Henao construye una poesía que mezcla por momentos el baile y la fe, entre una posada ruidosa o un silencioso reclinatorio. Y lo hace con maestría.
 
Es el de Brueghel el viejo un retrato colectivo de la edad media. Al detallarlo en su barroquismo podemos ver, entre otras figuras que parecen provenir del sueño, un hombrecito sentado en un tonel. Tiene puesto como sombrero, como un gorro de loco, un pastel. Es una imagen que bien podría estar en un poema de Raúl Henao.
 
Su poesía no se parece a la de nadie en Colombia. Del surtidor de imágenes de Henao siempre me quedan sonando algunas que son el documento de una poesía de gran poder imaginativo: “los espejos mienten para volver a mirarse en nuestros ojos”, “las más bellas palabras fueron dichas por tartamudos”, “los años pasaban en zancos por la soleadas calles de la ciudad”, “vendrán hombres andando en las cuatro patas del deber” (“Militares”).
Hay una imagen que al leerla antes de la explicación que hace el propio Henao tiene el acento irónico de toda su obra: “vendrán hombres que antes de la guerra aprueban una nueva ley de protección a los canarios”. 
 
Luego, cuando explica que el conde Keyserling revela que la primera ley firmada por Adolfo Hitler fue la de protección a los canarios, lo que parecía propia de su febril imaginación, se nos viene encima con su carga de absurda obscenidad. ¡Cuánta ironía! El bárbaro nazi empezó protegiendo pajaritos antes de asesinar a miles de judíos.
 
Este es un poema representativo de la obra de Henao:
 
EL TIEMPO.
 
Uno de tus días
(Dios se apiade de ti)
Hallarás de todos modos a aquel viejo de aspecto
estúpido
Que no se ha sacudido el polvo de encima en muchos
años
Gritando y blasfemando como en una taberna
Sentado ante una mesa con tablero de chaquete
y dados
Que como no tardas en advertirlo juega con su mano
izquierda contra su mano derecha
Y te asegura que –por todos los demonios- siempre
pierde
Y apostando tres veces a su mano izquierda gana
tres veces la derecha
Hasta que no dudas más de su palabra y te sientas
a su mesa de juego
Con la certeza de que jamás perderás frente
a semejante adversario
Olvidando que cada mano a su turno, ganará para
él lo que la otra ha perdido. 
 
 
Raúl Henao en sus propias palabras:
 
Mi primera vocación fue la pintura (…) de haber perseverado en ella me hubiera ahorrado el trato con “la canalla literaria”.
 
(En "Galería de espejos", Alfaguara 2012).
 
Pintura: "Combate del Carnaval y la cuaresma" de Peter Brueghel el Viejo, también titulado "Don Carnal y doña Cuaresma" (1559).
 
 

ARLEY BOTERO, SU POESIA: EFLUVIO DE PENSAMIENTO.

 Arley Botero, poeta, gestor cultual teatral, y licenciado en filosofía

 
 
El aforismo  griego "conócete a ti mismo" será sin duda un buen umbral para abordar el cambiarse a uno mismo...

 Arley Botero: Origen.

Cuál noble recuerdo de las páginas blancas llevé a mis amigos, era tal vez mi origen, (lo reconocí como hoy) la palabra... 

 

 

Efluvios. 

He visto el blanco ojo de la luna
En la trémula madrugada
De la rosa y su letargo
He visto un rumor por las calles inciertas
Asediando la luz de los semáforos
Si tu sueño es un juguete roto
En los laberintos del desasosiego
No te suicides en la grieta del crepúsculo
No te hundas en el légamo de la desilusión
No dejes masticar
Tu corazón bajo el rumor de los árboles en la pradera. 

 

EL AMOR. 

 

Si fuera posible el amor sin fisuras, sin desgarramientos,

Si fuera permisible que este desvarío

De imágenes en mi cabeza,

Quebrara esta soledad tremendamente humana

Si fuera lícito traducir en nubes una a una las caricias del crepúsculo,

Si fuera admisible el amor sin ataduras ni hastío

Entenderían los amantes exhaustos bajo el día que se agrieta

que la única humedad posible es la lluvia de su deseo.

EFLUVIOS..


BESOS BLANDOS EN LAS SOMBRAS.


No hay obscenidad
En la penumbra
Solo deseo en el silencio
besos blandos en las sombras

el reloj quiebra sus agujas
y el tiempo se detiene
en medio de la extrañeza
de los amantes…

Con el último estertor
los cuerpos fatigados
parten en dos la madrugada…

Efluvios -Arley Botero -


POEMA PARA UN PADRE FANTASMA.



Tu ausencia era el faro
De mi niñez en los naranjos
Un abismo de soledad
Separaba mis días amargos
De tu rostro invisible

Un pájaro de silencio
Se posaba sobre el árbol
incierto del tiempo
yo era un naufrago en un huerto
y sus dos pozos del pasado

Un día como un prestidigitador
Quisiste sacar el amor
de una manzana
y regalarme todos los cercados
de esperanza y de ternura

el tiempo reveló tu artificio
tenías solo para mí
Una flor del olvido
Una raíz de silencio

Nada quedó entonces
De tus manos…
solo tu rostro de fantasma
En la noche bruna de mi memoria.


Efluvios -Arley Botero 

Medellín, Colombia.