de una fiel amistad. Los hombres rectos están reducidos a tender
su mano leal a los indignos.
En el inmenso dolor del mundo, el hombre de bien no conoce
un momento de reposo para su sufrimiento.
Que un poeta componga un canto tan claro como el vino,
un canto que vierta en el corazón una ola de alegría.
El avaro y el glotón no le arrojarán ni una espiga sin grano.
A él que puede cantar las melodías de los ángeles.
La sabiduría me dijo ayer por lo bajo: ”Mira, por débil que seas,
guarda la paciencia. Si, que la paciencia sea tu solo objeto.
Enfermo o triste sé paciente”
Guarda ¡Oh Hafiz! Ese consejo en tu alma y si vacilas de cansancio
¡levántate, alza la frente y anda!
HAFIZ (Shiraz, Persia, 1318- Shiraz, 1388)
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Siempre en la órbita de las imágenes poéticas.