El POETA ELKIN RESTREPO NOS HABLA DEL LENGUAJE SURREALISTA DE LAS PIEDRAS ÁGATA Y OTROS MUNDOS
Ágata, a más de ser el nombre de una escritora de novelas policíacas, es también una piedra. De igual manera que los jaspes, las cornalinas, las calcedonias, su nombre no sólo es bello, sino constituye el comienzo de un mundo que, por lo común, desconocemos, De un mundo lleno de visos y secretas interioridades y que, como muchos otros, hemos reducido al simple papel de ornamento, de objeto de “valor”, de cascajo. No sé hasta dónde nuestro pobre y, cada vez más dramático sentido de la vida, tenga que ver con esa ignorancia que, desde siempre, ha caracterizado a una cultura como la moderna respecto a otros órdenes más amplios y maravillosos de la existencia. ¿Qué sabemos, por ejemplo, de las piedras, de las plantas, de los animales, por fuera de las tediosas y olvidadizas clasificaciones? ¿De ese voraz y melancólico sentido del provecho y la utilidad que es el único que nos interesa? En cierta forma se trata de órdenes que aún no hemos visto, a juzgar por la despreocupación o la estupidez con que nos movemos frente a ellos. ¿Quién al salir de su casa rumbo al trabajo o a algún lado, reconoce siquiera el nombre de los árboles que encuentra en su camino, ¿Quién, valido de artefacto distinto a un aerosol, se acerca con devoción al mundo fascinante de los insectos? ¿Quién siente que el jolgorio del cucaracherito en el tejado le atañe, toca felizmente con su vida? Como decía W. Blake “¿No quereis comprender que cada pájaro que hiende los aires es un mundo inmenso de delicias cerrado para tus cinco sentidos?”. La verdad es que el hombre apenas si da importancia a estas cosa, enseñado como está, por siglos y siglos de feroz racionalismo. a andar por fuera de una plena conciencia de la vida. La prueba está en que para aliviar un poco su desafuero, se ha visto obligado a inventar, ahora, ese extraño y complicado vicio que es la ecología, y que acá en Colombia, por lo pronto , ha venido a suplir esa falta de diversiones que distingue nuestra vida nacional. Pero no todo, tampoco, es vacío en este sentido. No hay que olvidar que un poeta tan grande como André Breton, creador del surrealismo, pasó sus últimos años atendiendo a una preocupación que para él era esencial en medida que le permitía el contacto con estos otros reinos apenas vislumbrados. En efecto, acompañado de algunos jóvenes amigos poetas, recorrió los acantilados del norte de Francia y el lecho de algunos ríos secos, buscando piedras cuya textura, singularidad o transparencia, le permitirán o le facilitaran esa otra tarea que, al parecer, toca de manera íntima con las rocas: la experiencia de la visión del éxtasis. De estos hallazgos y encuentros, siempre favorables, habla hermosamente en algunos textos donde, recogiendo las tentativas también de otros poseídos como él por ese afán de considerarlo todo, corrige, si se quiere, esa limitada perspectiva conque siempre ha sido vista la vida, devolviéndola de nuevo al misterio y a los menesteres del hechizo, del don. Especie de “astrónomos al revés” llamó a aquellos que a diferencia de los demás, son incapaces de pasar con indiferencia sobre las piedras, y con paciencia y asombro desarrollan una curiosidad natural, la necesidad de advertir un sentido en el universo. Otro que dedicó sus últimos años a ese místico oficio fue Roger Callois, y acá, en Medellín, quien nos puede decir muchas cosas al respecto es Raúl Henao, el poeta surrealista. Así pues, fatigado lector, si en tu paso por la vida coges una piedra, no la tires. Ella puede hacer ver a tu enemigo las mismas estrellas… de otro modo.